Tokischa y Harriet Tubman

Quién fue Harriet Tubman

La representante del género urbano, Tokisha, está en la boca de muchos, en las redes sociales, en los medios de comunicación. Una entrevista que se ha divulgado masivamente la muestra explicando, con detalles escandalosos, su fuente de inspiración en uno de sus temas musicales. La joven artista tiene críticos y tiene defensores, como era de esperarse. Casi todos olvidan que la chica ha llegado al lugar en el que se encuentra por una astuta y perseverante campaña de mercadeo. Su equipo está enfocado en un objetivo bastante claro y es el de colocar su nombre y sus palabras en las mentes de la mayor cantidad de personas posibles. La táctica mercadológica es sumamente eficiente y consigue lo que busca, como se ha visto en su caso.

Nadie, ni los que la ven con malos ojos ni los que la aplauden, deben tomárselo tan en serio porque, Tokischa es ahora un escándalo que pasará y que, inevitablemente, se agotará en cuestión de días o meses. Esto sucede porque el mundo del espectáculo es así, infiel, volátil, inestable. La joven debiera hacer sus planes y trazar un conjunto de inversiones que le aseguren un ingreso para los años venideros, si aún no lo está haciendo porque el grado de vulgaridad al que ha llegado tocó su fondo. Dudo mucho que a más profundidad se pueda llegar para llamar la atención de aquellos que seguimos vivos después del COVID.

No quiero ser duro con ella, porque sé que detrás de la mujer del espectáculo, hay un ser humano genuino, auténtico –no me cabe duda-, pero debo decir, no directamente a ella, sino a las personas que ahora la utilizan para sacarle dinero y todos los que manejan su imagen pública -que dicen que ella es así por todo lo que sufrió-, que la joven logra conectarme con aquella valiente norteamericana que luchó contra la esclavitud en los Estados Unidos. Me refiero a Harriet Tubman. La estimada Tubman, apodada Moisés, sufrió mil maltratos, palizas, latigazos, la separación de toda su familia durante los años de esclavitud. Luego de escapar, tras una tortuosa travesía, no se detuvo un instante de su vida, hasta conseguir sacar, ella sola, cientos de personas de la esclavitud, haciendo incursiones nocturnas que la ponían en situación de muerte cada segundo. Lo que quiero decir es que, no importa cuán horrible haya sido la vida contigo, la vulgaridad no tiene ningún tipo de justificación y esta gente no debiera utilizar los maltratos que recibió la joven artista como excusa para manejar un lenguaje tan desafortunado como el que están utilizando. La vulgaridad, no importa de dónde venga, seguirá siendo vulgaridad y es absolutamente injustificable. Me lo recuerda la gloriosa vida de Harriet Tubman.

Dicho esto, vuelvo a lo comunicado al inicio: todo pasará, incluso Tokisha -y esperemos que sepa ahorrar-.