Gran parte de la literatura actual, en especial esa tildada de “bestselller”, parece escrita por una sola persona. En lugar de fraguarse un espacio por la consecución de un estilo y una buena trama, hay una tendencia a copiar un patrón mil veces utilizado en las series policiales norteamericanas.
Los jóvenes que siguen estos esquemas tienden aferrarse a esa idea divulgada entre los círculos literarios y editoriales de que es el tiempo del verbo, de la acción, de la sangre. En cuanto a la ética, todo es bien o mal, hay un bueno y un malo; en términos políticos, debe evitarse cualquier afirmación que cuestione el sistema imperante. El presidente está, su gabinete reina y nadie se pregunta si debiera haber presidente y lameculos que le dicen un sí a todo lo que salga de su boca.
No somos mejores que nadie, pero no pensamos seguir el juego del mariapalito, el de mimetizarnos en el tronco para evitar la muerte, el acecho del depredador. Todos lo sabemos, en cuestiones literarias la muerte es un bien y la redundancia un…, la redundancia un…, la redundancia un…